
Desde que se inauguró el Palacio de Justicia, a los detenidos 'peces gordos' los meten directamente dentro del furgón hasta el sótano del edificio y la mayoría de los casos, la única instantánea que se obtiene es la del coche bajando por la rampa.
Para más 'inri', la juez decana tiene absolutamente prohibida la entrada de cámaras de televisión y fotográficas dentro del palacio. Es un búnker para la prensa, todo lo contrario de lo que ocurre en Murcia y Cartagena donde se dan todo tipo de facilidades. Aquí es imposible, sólo queda esperar en la puerta, soportando las corrientes de aire, sin un triste banco donde sentarse, con el único auxilio del bar de enfrente donde continuamente nos abastecemos de cafés y bocadillos.
En las largas horas de 'guardia' frente al juzgado, los compañeros matamos el tiempo como podemos. Mirando los periódicos, hablando por teléfono, contándonos nuestra vida y bromeando sin cesar. En nuestra desesperación, llega un momento en que sólo te queda el recurso de entrevistarnos o fotografiarnos a nosotros mismos. Si se escuchara el audio, se partiría de risa más de uno.

El 'imputado' señala las dimensiones del arma homicida mientras el reportero escucha con total atención su intrincado relato...
La exclusiva se está cocinando...

La lectura y relectura de los periódicos es un recurso muy socorrido.

Cualquier rincón es bueno para hacer un posado... jajaja.
Y aquí se acaba esta pequeña broma. Minutos después, el verdadero imputado y su abogado salen por la puerta y las cámaras, grabadoras y cuadernos se ponen en marcha. Obtenidas las verdaderas declaraciones, todos echamos a correr para comunicarnos con nuestros respectivos medios.
Hasta el próximo caso de corrupción, compañeros.