jueves, 6 de octubre de 2011

Homenaje a mi viejo Mac


Ésta es una imagen prehistórica que guardo con mucho cariño. Debe tener como diez años y en ella aparece el viejo Mac con el que estuve trabajando durante mucho tiempo, en el que maquetaba las páginas que enviaba al periódico. El viejo Mac ya venía cascado del traqueteo que le dio una anterior usuaria y pese a ello, aguantaba como un valiente las casi 12 horas diarias que lo usaba, o más.... Tuvo que ser ingresado varias veces en la 'uvi' de los ordenadores, se le cambió la placa base, se formateó varias veces, en fin, que tuvo más vidas que un gato y siempre revivía.
Al mismo tiempo que usaba este Mac prestado, tuve dos Pcs de buenas marcas, pero el primero, un IBM, se fue al guano al cabo de los años -y eso que me costó un pico-. Después tuve un portátil Toshiba, ya que todo el mundo decía que era la mejor marca para los portátiles y sí, era bueno pero tenía la puñetera costumbre de apagarse a los tres cuartos de hora de uso. Así que tomé una decisión, se lo regalé a mi hija y me compré un Macbook.
Le dije al vendedor que quería el portátil ideal, aunque sé que no existe, como no hay hombre ideal ni bolso ideal, pero es el que más se le parece. Mi Macbook tiene Microsoft incrustado y lo he usado, claro, pero me ha dado cien mil quebraderos de cabeza, especialmente por los virus, que me han llegado de todos los orígenes y especies. Sin contar con otros problemas de los que mejor no hablar.
En cambio, en la parte Mac, ningún problema. Ni un virus ni un programa defectuoso... nada, todo como la seda, así que lo tengo como oro en paño. Lleva mucho tiempo conmigo y aunque mi informático de cabecera me dice que ya es una antigüedad, yo no lo cambio por nada del mundo, bueno, excepto si me toca la lotería y me compro otro mejor, por supuesto.
También llevo años con un iPod Shuffle, en el que llevo una selección tan heterogénea de música que si lo cuento, a más de uno se le pondrían los pelos como escarpias. Con mi iPod he paseado al perro cientos de veces y ahí sigue, como una rosa de primavera.
Y hace unos meses conseguí por fin el iPad, gracias a una conjunción económica afortunada, uniendo el dinero de cumpleaños, santos y demás celebraciones familiares; una pasta perdida en una tarjeta de crédito y una oferta por la salida del iPad2. Desde entonces se ha convertido en mi 'asistente' privado, mi herramienta de trabajo y uno de los instrumentos de ocio mejor diseñados del mundo. Mis amigos 'peceros' me cuestionan una y otra vez hasta que les muestro sus habilidades y terminan dándome la razón. Por ese y otros motivos, adoraba a Steve Jobs.
Y Jobs ha muerto y a mí se me hiela la sangre de pensar que sólo tenía un año más que yo, así que ahí va mi pequeño homenaje a mi viejo Mac, al que tanto añoro. Me hubiera gustado quedármelo pero cierto individuo que se hace pasar por 'persona humana', aunque de ello tenga poco, se apresuró a quitármelo cuando le envió la carta en la que anunciaba que me despedía de la empresa.
No sé qué habrá sido de mi viejo Mac, pero me hubiera encantado guardarlo en mi colección de objetos importantes en mi vida: la máquina de escribir, las cámaras fotográficas que ya no funcionan, la colección de plumas jubiladas de tanto usarlas...
Un recuerdo para mi viejo Mac y para el genio que lo creó. Que los dos descansen en paz.