jueves, 17 de septiembre de 2009

La Casa de la Rusa, el barón de Benifayó y la princesa que nunca existió

Atendiendo los ruegos de mi público que tanto me quiere y a quien tanto debo, que dirían las folklóricas de otros tiempos, abro una nueva entrada con la historia y la imagen de la Casa de la Rusa de San Pedro del Pinatar, felizmente rehabilitada para fines culturales.
La fotografía de arriba muestra como estaba la casa y el parque que la rodeaba en pasados tiempos de esplendor.
También he añadido la foto de la isla del Barón, ahora propiedad de la mujer de Raphael, tomada desde un avión, en la que se ve el parecido de la casa con el palacete, ambos de estilo neomudéjar.

La casa, tal y como luce en la actualidad. Está rodeada de unos espléndidos chalets que dan mucha envidia, la verdad.



La urbanización impide ver la casa desde este ángulo, tal y como se muestra en la foto antigua.


Y ahora, reproduzco un artículo que escribí hace unos años en el periódico en el que trabajaba por entonces... Espero que os guste.

La historia del palacete resulta fascinante porque en ella intervienen importantes personalidades de la sociedad española de los siglos XIX y XX y comienza con Julio Falcó y d’ Adda, barón de Benifayó, un noble italiano que llegó a España acompañando a Amadeo de Aosta. El barón fue senador por la provincia de Madrid en 1886 y senador vitalicio tres años después. Entre sus ilustres parientes destaca la abuela de la actual duquesa de Alba.

La vinculación del barón con San Pedro del Pinatar comienza con su cautividad en la isla Mayor o Conejera, convertida en prisión de la Armada. Acabada su condena, compró la isla que desde entonces se denomina ‘del Barón’ y que está ubicada junto a la isla Perdiguera, llamada así porque era un coto de caza privado del infante don Felipe, hijo del primer rey Borbón en España, Felipe V.

Además de la isla, el barón compró un terreno en San Pedro del Pinatar para construir un palacete, cuyo proyecto fue encargado al arquitecto madrileño Lorenzo Álvarez Capra, autor del palacio del marqués de Mudela.Tras la muerte del barón, la casa la heredó su hijo Julio Falcó García, con cuya madre nunca se casó y tras la muerte de éste, fue adquirida por el marqués de Seslavine, ruso y primo del zar Nicolás de Rusia, casado con una francesa, pero la gente del pueblo empezó a llamar al palacete ‘la Casa de la rusa’ pensando que la esposa también tenía esa nacionalidad. Por otra parte, la isla del Barón fue vendida al conde de Romanones.

Cesión del parque
En los años 30, la casa pasa a ser propiedad de los condes de Villar de Felices, que ampliaron las dependencias secundarias de la casa. La tercera condesa de Villar de Felices, María de la Paz Garnica, donó parte de la propiedad al Ayuntamiento para convertirlo en un parque público que todo el mundo conoce como ‘parque de los patos’.

Finalmente, la ‘Casa de la Rusa’ y el terreno que la rodea, fue comprado a la última condesa Villar de Felices por una constructora, que a vez vendió el palacete al Ayuntamiento de San Pedro del Pinatar, donde finalmente se ubicará el Museo.

Un palacete de diez mil duros
El palacete del barón de Benifayó fue proyectado por el arquitecto Lorenzo Álvarez Capra y según la leyenda que consta en su fachada “fue edificado en el año 1.892 por el albañil de Madrid Vicente Cañadilla”.
Mientras duraron las obras, el albañil Cañadilla se hospedaba en la posada de Casto Conesa, próxima al edificio de la construcción y según testimonio de la nieta del dueño, costó una vez terminado “entre siete mil y diez mil duros”. Cañadilla aseguraba que con esta contrata perdía dinero “pero que se resarciría en otras que tenía en Madrid, como la del edificio del Café del Sol, en la mismísima Puerta del Sol”.
El interior del palacete era un museo en si mismo, con infinidad de cuadros y retratos familiares, una biblioteca de casi cuatro mil volúmenes (repartida entre la casa de San Pedro y la de la isla); manuscritos, incunables e impresiones góticas; panoplias con armas de diferentes épocas y una colección de autógrafos de reyes y nobles, entre otros. El cronista Sánchez Perelló aseguraba que en las mansiones del barón de Benifayó “competían la elegancia y el buen gusto con la sencillez y la delicadeza”.

Y para finalizar, tenemos que puntualizar que esa leyenda de la princesa cautiva en la isla del Barón que se bañaba todos los días en el mar totalmente desnuda, es más falsa que un duro cantonal, pero queda tan bonita...

11 comentarios:

AnuKa dijo...

¡Qué bonita!, nunca la había visto. ¿A qué fines se destina ahora?
Besos

Aila dijo...

¿ Y ya está...?
No hay tragedia, amores desgraciados, fantasmas pululando por los salones...?
Que aburrimiento de Palacio, por Dios !!!!
Jajajajaj, en serio. Es precioso y el relato tambien.

Cyd Charisse dijo...

La Casa de la Rusa ahora es un centro cultural, allí se hacen exposiciones, presentaciones y en su momento, conciertos y otros actos. Cuando vengas por aquí, Anuka, te la enseñaré.

Cyd Charisse dijo...

Hay leyendas, Aila, pero son eso, leyendas, ya contaré más adelante alguna.

supersalvajuan dijo...

Las princesas son otro truco de marketing, no existen.

Cabopá dijo...

¡Hola Cyd!
Sí, estuve por allí, como pudiste ver en mi blog...pero, no pude ver la exposición por tema horario..Otra vez será...
Verdaderamente las urbanizaciones están acabando con la belleza del paisaje...Ah, por cierto comí en "El jardin de sus delicias" buena comida y atención....el jardín que conservan una maravilla y los troncos dentro del comedor, algo muy peculiar...Besicos.

Rosa Cáceres dijo...

Qué interesante. Hace un par de días cabopá ofrecía una foto de la casa de la rusa, jamás había oído yo hablñar de ella. No conozco esa zona, Ahora estoy enterada, gracias a ti.

Cyd Charisse dijo...

Super... las princesas sí existen, lo que pasa es que no responden al perfil de los cuentos de hadas...

Cyd Charisse dijo...

Cabopá, siento mucho que no vieras la exposición, pero habrá otras ocasiones, seguro. A ver si la próxima vez que vengas por aquí, me avisas y te hago de cicerone.
Lo mismo para Rosa, contad conmigo... soy muy buena guía, modestia aparte...

Cyd Charisse dijo...

En cuanto al 'Jardín de sus delicias', lo conozco, está muy bien, aunque en la zona hay otros mucho más vistosos, sin quitarle mérito, lo que pasa es que está en una zona muy poco glamourosa, rodeado de naves industriales...

Cyd Charisse dijo...

Andrei, bienvenido. No entiendo el rumano, por eso no sé exactamente lo que dices, pero supongo que será algo interesante.
Un beso desde el Mar Menor