jueves, 13 de mayo de 2010

En Orihuela, su pueblo y casi el mío...


El centenario del nacimiento de Miguel Hernández me ha proporcionado la posibilidad de volver de nuevo a Orihuela. Si bien no puedo decir como el gran poeta que es "su pueblo y el mío", como aseguraba en su Elegía a Ramón Sijé, al menos estoy en condiciones de afirmar que casi fue un día mi pueblo. Allí pasé seis años de mi vida, desde los 9 hasta los 15 años, interna en un colegio de monjas, como era habitual en aquella década de los 60 en la que los institutos de enseñanza media eran totalmente inexistentes en nuestros pueblos.
Han sido casi 40 años ausente, con dos o tres excepciones, una dentro del marco de un Congreso de Historia del Arte que se celebraba en Murcia y las otras, con amigos, en visitas muy rápidas. También me saqué allí el carnet de conducir, que aprobé a la primera, razón por la que le estoy eternamente agradecida.
Mi vuelta a Orihuela se ha llevado a cabo gracias a un viaje programado por la concejalía de Igualdad del ayuntamiento de San Pedro del Pinatar, que resultó de lo más agradable. La primera parada para mí fue en la casa de Miguel Hernández, como es de prever. Arriba, la foto de familia del grupo.

Mi carne, contra el tronco, se apodera,
en la siesta del dia
de la vida, del peso de la higuera,
¡tanto!., que se diría,
al divorciarlas, que es de carne mía.

Escuchando las explicaciones de la guía a la entrada de la casa.

Los patios del colegio Santo Domingo son realmente espectaculares. Este colegio sólo era de chicos cuando yo andaba por allí y tenían que repartirse entre Carmelitas y Jesús María. Dura competencia, sí señor.

Segundo claustro 'in restauro' del colegio, donde leímos a coro la Elegía a Ramón Sijé "con quien tanto quería..."

Bellísima imagen de un callejón oriolano con el castillo al fondo...

La señora concejal y las señoras técnicas esperan que les sirvan el arroz con costra. La comida fue en el Casino.

Mi mesa estuvo de lo más animada, yo creo que la que más... los chistes de Juan, impagables.

A la entrada del Casino, me encuentro con 'esto'. Casi me da un patatús.
Y aquí termina esta pequeña crónica, recordando los versos de 'Vientos del pueblo', que siempre me han impactado muchísimo:
"Los bueyes doblan la frente
impotentemente mansa,
delante de los castigos,
los leones la levantan.
No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones, desfiladeros de águilas
y cordilleras de toro, con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes en los páramos de España
¿quién habló de echar un yugo sobre el cuello de esta raza?
¿quién ha puesto al huracán jamás ni yugos ni trabas?
¿y quién al rayo detuvo, prisionero en una jaula...?
Buenas noches.

5 comentarios:

Cyd Charisse dijo...

Saludo a los amigos que dicen que han visto esta entrada pero que no dejan comentario. Tímidos que son los pobreticos...

Cabopá dijo...

Aprovecho y saludo también a los tímidos...
Sabes, estuve el año pasado haciendo una ruta poética por la ciudad de Orihuela, no había estado en la casa de Miguel Hernández, leímos la Elejía en el patio debajao de la higuera, fue emocionante,hice una entrada sobre la excursión, y tomamámos dulces monacales.
Besico,como siempre buena crónica.

Cyd Charisse dijo...

Gracias, cabopá y a ver si coincidimos de una vez y hacemos alguna ruta juntas. Besos.

Aila dijo...

¿ Tu te acuerdas de la visita que hicimos a Orihuela con mi 600 ?
Fuimos Amalia, Nati, tu y yo.
¿ Como pudo llegar el pobre tan lejos ?
Entonces no había autovía pero, eso si, dentro del coche moral había un rato jajaja

Cyd Charisse dijo...

Anda, Aila no me acordaba yo de aquello. Tienes razón, fue heroico, es que hablamos de cuando Napoleón era cabo... no no cabopá, precisamente.