Galería de capullos I: Fernando Sánchez
Dragó
Ahora que el programa de Antonio Escolar ha desaparecido de los fines de
semana de Onda Regional, ahora que ya no tengo que escribirle los editoriales
que se emitían los domingos por la mañana, siento que debo seguir “dando la
vara” con ciertos temas que como diríamos castizamente en Murcia “me irritan la
sangre” y que, fuera ya de las ondas, puedo lanzar a través de mi blog, sin
cortarme ni un pelo ni más límite que el que los amigos que me leen puedan ponerme.
Esta mañana,
mientras escuchaba a un arrogante escritor de los que piensan que fuera de él,
todo es caos, he recordado a ciertos profesionales de la letra y la jeta, que
se pasean por conferencias de ‘provincias’ cobrando una pasta gansa y soltando
estupideces al por mayor, encantados de haberse conocido. Y esta galería de
capullos comenzará con el number one del panorama nacional, Fernando Sánchez
Dragó.
Hace ya la
tira de años, se organizó en el aula de cultura de la CAM de Murcia un ciclo de
conferencias dedicado a Borges, que acababa de fallecer o algo así (lo siento,
pero a mí este señor, que aseguraba que se leía el Quijote en inglés siempre me
ha parecido un arrogante de marca mayor) que estaba organizado por el profesor
Victorino Polo. Con una asistencia digamos que nutrida, el ahora tertuliano
televisivo se presentó agradeciendo a su buen amigo ‘Victorino Pozo’ su
amable invitación, error que repitió hasta tres veces hasta que el aludido le
dio un codazo, le susurró por lo bajinis su auténtico apellido y al seudoescritor
no le quedó más remedio que rectificar.
Pasado el sofoco,
reconoció el ‘amigo’ Dragó que no tenía ni idea de que se iba a hablar de
Borges, que a él lo habían llamado y que vino sin más y luego, en el colmo de
la caradura, sacó unos folios, dijo que eran de una conferencia anterior (nada
que ver con Borges), los leyó y ahí se terminó su excelsa colaboración. Supongo
que posteriormente recogería el cheque y para Madrid, capital del Reino.
P.D.: Años después, vino a la Feria del Libro de San Pedro del Pinatar,
donde coincidí con un amigo y un visitante americano. ¿Quién es ése?, preguntó
el extranjero. Yo contesté: “un capullo”. Mi amigo tradujo: “an asshole”. Y ahí
terminó todo.
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