martes, 21 de junio de 2011

Reivindicando lo que a uno se le dé la gana



Este blog, que camina a trompicones en los últimos tiempos por mor de preocupaciones varias, ha recibido hace poco su visita número 25.000 y no hay que pasar por alto semejante 'efeméride', que estoy segura, le importa un rábano al resto del mundo.
A mí me ha servido para reflexionar sobre el poco caso que nos hacemos los unos a los otros en estos tiempos tan revueltos. Las manifestaciones en la calle, el 15M, los indignados, las elecciones... sirven para llenar los informativos y abrir los periódicos pero a la postre ¿qué significan para el individuo per se, fuera de la manada, de la asamblea, del grupo, del partido en el que supuestamente se integra?.
Pues nada, así como suena. NADA.
El personal te saluda por la calle, bromea, comenta, supuestamente queda contigo y... al final te pregunta cómo te va la vida. Difícil respuesta, si dices que bien, recibes una palmadita en la espalda y te contestan: pues qué suerte tienes con lo mal que está todo. Si por el contrario, respondes que todo te va como el culo, que no ganas ni para pagarte el teléfono y que en tu empresa te están pidiendo la hora para que vayas a la oficina del paro, inmediatamente el interlocutor pone los ojos en blanco, te da una palmadita en la espalda y te dice: bueno, ahora todo está muy mal, a todo el mundo le pasa lo mismo y ahora te dejo, que he quedado con la familia para comernos una paella en el chiringuito.
¿Qué hace falta para que los que te rodean y los que podrían echarte una mano no pasen de ti como la caca del perro?. Supongo que armar un escándalo, salir en la tele por algo gordo y del armario en el que estés metido por hacer las cosas de una manera políticamente correcta. Que si has sido católico y opusino, de pronto te declares más rojo que las candelas o si siempre has ido de progre, ahora cambies la chaqueta y se sumerjas en la ola azul anunciando que te casas por la iglesia y que la ceremonia la concelebran 12 curas. Si has sido palomo cojo toda la vida, ahora te has enyesado la pierna y eres más macho que Alvarez Cascos o por el contrario, de devoto padre de familia has mutado en corretrinis de fin de semana.
O montamos el pollo o nos morimos de asco.
Salgamos del armario de una puñetera vez y cantemos al mundo lo que realmente somos, los maricones de España, la que es la caña.
Asco de vida.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amén.

Anónimo dijo...

Jesús.