Continúo colgando las columnas que le dedico a mi querido Antonio Escolar en el programa de fin de semana de Onda Regional.
En este caso, dejo aparcadas las andanzas del periodista local en paro y tengo un recuerdo hacia un libro muy especial para mí...
El libro de Peter
No
es el mejor ni el más vistoso de sus libros, pero le tiene un cariño muy
especial porque se lo regaló Peter. Aquello ocurrió hace la friolera de 45 años
y ella era por entonces una niña aficionada a la lectura, que se sentaba en una
de las mesas del bar de su padre a hacer rápidamente los deberes para
sumergirse después en la historia de ‘Oscar y corazón de púrpura’ o en las
aventuras del club del pino solitario.
Todos
decían que Peter era inglés, pero ella sospecha que había venido de América a
aquel pueblo costero gracias a su amistad con el único vecino que había emigrado
a Estados Unidos. Nunca supo qué le atrajo hacia aquella España que empezaba
poco a poco a abrirse al turismo ni por qué eligió su pueblo, sólo recuerda que
se pasaba los días en el bar familiar, conversando con los parroquianos y
degustando la comida casera que hacía su madre, siempre regada con cerveza. El
resto del tiempo, como ella, lo pasaba sentado en una mesa leyendo y observando
cómo los exóticos españoles pasaban las tardes jugando al dominó, bebiendo
coñac o ponche y hablando continuamente de fútbol.
Todavía
tiene la imagen de él llamándola ‘niña bonita’ con su acento británico. Cuando
venía los fines de semana del colegio donde estaba interna, la saludaba, le
preguntaba por sus estudios y le guiñaba un ojo de complicidad, como cuando le
regaló el libro que a su vez, le había ofrecido un ayuntamiento español.
Pero
uno de esos fines de semana Peter ya no estaba allí. Paseando por una de las
calles del pueblo, cayó fulminado y se fue para siempre. El padre, que había
venido junto a su hermano a trasladar sus restos, hizo una visita al bar
familiar, agradeció a todos el trato que le habían dispensado y le regaló al
padre de la niña el reloj que Peter siempre llevaba puesto. Nunca supo lo que
había pasado con el lujoso reloj, pero el libro titulado ‘La España de cada
provincia’, sigue ahí, en un lugar de honor de su biblioteca.
Ah,
el escritor que hablaba de la provincia de Murcia era José Luis Castillo Puche.
Excelente elección del Ministerio de Información y Turismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario