He aquí el ejemplo; en los últimos meses hemos soportado una campaña en contra de la medida tomada por el Ayuntamiento de San Javier de no renovar el convenio por el que se hizo cargo del mantenimiento de la apertura y cierre del puente de El Estacio, ya que le empresa concesionaria pretendía cobrar 250.000 euros al año, una cantidad más que respetable especialmente en tiempos de crisis.
La oleada de 'indignación' que la medida suscitó entre los propietarios de los veleros -únicos barcos que necesitan que el puente se levante para pasar del Mar Menor al Mediterráneo- llevó consigo una serie de declaraciones a cuál más vergonzante por parte de sectores no poco interesados, que pintaron una situación catastrófica para el sector turístico que sin el levantamiento del puente poco menos que iba a producir la hecatombe mundial.
Finalmente el Ayuntamiento aprobó una moratoria por un año a la espera de que los demás ayuntamientos del Mar Menor, los clubes náuticos y todas las instituciones que se benefician -es un decir- de la apertura del puente pongan su contribución al cazo común y no tengamos los ciudadanos de San Javier que sufragar con nuestros impuestos las vacaciones de cuatro churubitos, que son los que cruzan el canal para irse de cuchipanda por alta mar.
Mientras llega ese momento, el puente se abre cada dos horas para deleite de unos cuantos y cabreo de unos muchos. Estas fotos fueron tomadas durante la apertura de las 12 del mediodía ¿hora punta para los veleros?.
En la primera foto, los coches esperan pacientemente a que se cierre el puente para acceder a la zona norte de La Manga.
El puente, erguido ¿cuántos veleros cruzan el canal? ¿alguien ve alguno...?
Y colorín colorado, la demostración ha terminado.
Que el morrazo de algunos llega hasta El Estacio.