viernes, 27 de noviembre de 2009

La dura vida del reportero haciendo guardia delante de los juzgados

El Palacio de Justicia de San Javier, ¡qué nombre tan rimbombante!, apenas tiene unos años, no sé si cinco o seis, más o menos. Antes, los juzgados se distribuían en locales pequeños y mal acondicionados, pero tenían la ventaja de que los detenidos debían pasar por narices por la puerta principal y eso significaba que los informadores podíamos fotografiarlos cuando subían o bajaban del furgón, con lo cuál se facilitaba enormemente nuestro trabajo.
Desde que se inauguró el Palacio de Justicia, a los detenidos 'peces gordos' los meten directamente dentro del furgón hasta el sótano del edificio y la mayoría de los casos, la única instantánea que se obtiene es la del coche bajando por la rampa.
Para más 'inri', la juez decana tiene absolutamente prohibida la entrada de cámaras de televisión y fotográficas dentro del palacio. Es un búnker para la prensa, todo lo contrario de lo que ocurre en Murcia y Cartagena donde se dan todo tipo de facilidades. Aquí es imposible, sólo queda esperar en la puerta, soportando las corrientes de aire, sin un triste banco donde sentarse, con el único auxilio del bar de enfrente donde continuamente nos abastecemos de cafés y bocadillos.
En las largas horas de 'guardia' frente al juzgado, los compañeros matamos el tiempo como podemos. Mirando los periódicos, hablando por teléfono, contándonos nuestra vida y bromeando sin cesar. En nuestra desesperación, llega un momento en que sólo te queda el recurso de entrevistarnos o fotografiarnos a nosotros mismos. Si se escuchara el audio, se partiría de risa más de uno.


El 'imputado' señala las dimensiones del arma homicida mientras el reportero escucha con total atención su intrincado relato...
La exclusiva se está cocinando...


La lectura y relectura de los periódicos es un recurso muy socorrido.

Tras casi cinco horas de plantón, aparecen los instintos asesinos.


Cualquier rincón es bueno para hacer un posado... jajaja.
Y aquí se acaba esta pequeña broma. Minutos después, el verdadero imputado y su abogado salen por la puerta y las cámaras, grabadoras y cuadernos se ponen en marcha. Obtenidas las verdaderas declaraciones, todos echamos a correr para comunicarnos con nuestros respectivos medios.
Hasta el próximo caso de corrupción, compañeros.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Llamadme cursi, por favor



¡Qué se le va a hacer!. Lo soy, lo reconozco, soy una cursi, eso sí, para cosas escogidas, no me vale todo, no, yo soy cursi, pero con un toque de rareza, que todavía hay clases...
Reconozco que tengo debilidad por esta canción y esta secuencia de la película 'Cita en Saint Louis'. Aquí está Judy Garland cantándole a su hermanita -Margaret O'Brien, una actriz de ascendencia española, por cierto- y recordándole lo bonita que es la Navidad, con la familia reunida y repitiendo las costumbres de todos los años. En Navidad, todos nuestros problemas se van, dice Judy, con su prodigiosa voz, pensando sin duda en que su vida era cualquier cosa menos feliz.
Judy Garland fue un ejemplo de cómo la maquinaria de Hollywood podía vampirizar a sus estrellas, explotándolas sin piedad y dejándolas luego totalmente desamparadas. Empezó siendo todavía una adolescente y como estaba gordita, le suministraban continuamente pastillas para adelgazar y también para que durmiera, después de agotadoras sesiones de rodaje, en las que no sólo actuaba, sino que también bailaba y cantaba en playback, con elaboradas coreografías que había que repetir una y otra vez.
Y al día siguiente le daban más pastillas para que se despejara y así la convirtieron en una adicta y cuando se acabó su contrato con la Metro, debió buscar por su cuenta esas pastillas que tan generosamente le regalaban para que trabajara sin descanso y esa búsqueda de la felicidad ficticia, fue su ruina y su fin.
Murió consumida, pesando apenas 40 kilos, adorada por los gays, que hicieron de ella un icono y dejando detrás de sí una carrera en la que, además de los musicales de la Metro, hizo una magnífica interpretación en 'Ha nacido una estrella', merecedora del Oscar que inexplicablemente le robó Grace Kelly.
Dicen las crónicas que aquella noche de la entrega de los Oscar, estaba en el hospital, tras dar a luz a uno de sus hijos y que la habitación estaba llena de gente, pero cuando se supo que no había recibido el premio, los visitantes se fueron marchando poco a poco hasta dejarla completamente sola.
Llamádme cursi, pero estas historias a mí me conmueven profundamente. Se ve que soy de otra época.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Enésimo atardecer


Pues sí, el enésimo y supongo que no el último. Es lo que ocurre cuando todos los días puede una contemplar este hermoso espectáculo, que cada día parece diferente y al que no me resisto a inmortalizar con mi cámara una y otra vez.
No tiene más historia que ésa, un atardecer más, el enésimo y por supuesto, no el último.
Por cierto, las fotos no tienen el más mínimo retoque ni del potochó ni de otro programa. He preferido dejar la luz tal cuál.


Pinada de San Blas, solitaria y perenne, como perro en el cortijo.



Vista desde la cocina de mi casa. El solar lleno de hierbas no se ve, afortunadamente. También han desaparecido las grúas del horizonte, a Dios gracias.

Y aquí ponemos el punto final a esta humilde entrada del atardecer sobre el Cabezo Gordo, aunque aquí no se vea. Otro día pondré fotos del amanecer sobre el mar. Es lo bueno de tener ambas opciones.



miércoles, 4 de noviembre de 2009

Pinceladas de la España eterna

Esta entrada me la ha sugerido esta foto. Surgió de una manera espontánea; los alumnos de la AGA iban a realizar su visita protocolaria de todos los años a San Javier y antes de formar, cuando estábamos preparando las cámaras, pasó la mujer, símbolo de la España eterna. Con su delantal y sus zapatillas, ella ha demostrado no tener el más mínimo prejuicio a la hora de cruzar la plaza del ayuntamiento del pueblo camino de no se sabe qué, dejándonos el recuerdo de otros tiempos patrios que se resisten a desaparecer. Para nosotros ha sido la foto del día, pero no se puede publicar para ilustrar una noticia seria. Sólo en un rincón como éste tiene cabida una foto similar.
Reconozco que me fascinan imágenes como éstas, es una 'hucha' ubicada en un rinconcito de la iglesia, para acoger las limosnas para las ánimas del purgatorio, nuestro despertador ancestral.

Otra imagen de la España eterna... los pobres cerdos asándose de calor en el camión, olvidados en el aparcamiento del restaurante de la autovía mientras el conductor come tranquilamente. Que conste que había sombra, pero ¡qué más da!, sólo son unos cerdos a los que pronto van a sacrificar...

Se desinfectan cabezas y se corta el pelo a señoritas, ojo, he dicho a señoritas, las señoras no entran a estos antros...

¡Viva el anís, la bebida más entrañable de España!



Pegatina en un lugar harto difícil de llegar. Misterios callejeros.

La paella, símbolo hispánico por excelencia. Y si es con conejo, es de nuestra Región.

Comercios entrañables... sastre... modista... medida... arreglos... costura.


Alquiler de trajes de etiqueta. Pues sí, se alquilan ¿alguien lo dudaba?



¿De quien son esos olivos? No los levantó la nada ni el dinero ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor...
Bueno, éstos no son andaluces, pero el olivo es tan hispánico... y mediterráneo.


Y terminamos esta pincelada por la España eterna con unas algarrobas -garrofas en los dominios panochos- porque han quitado mucha hambre a lo largo de los siglos. Merecen un pequeño reconocimiento.
Buenas noches, como siempre.